5. EE. UU.: colorama «made in Far West» y esplendores naturales en Utah

Aquí no necesitarás los filtros de Instagram para mejorar tus fotos. En Utah (pronunciado «Youtah» en la versión original), los colores naturales son tan excepcionales que parecen casi saturados. No es de extrañar que los profesionales fueran allí ya en la década de 1940 para probar la calidad de sus películas fotográficas... Ha llegado tu turno para disfrutar de estos paisajes extraordinarios, esculpidos por las fuerzas de la naturaleza y el paso del tiempo, que han servido de telón de fondo a muchos wésterns.

Este estado del Oeste americano cuenta, entre otras cosas, con 5 parques nacionales, los famosos «Mighty 5», entre los que se encuentran el Bryce Canyon y el Zion, con 7 monumentos nacionales, como el mítico Rainbow Bridge, que es el puente natural más grande del mundo, majestuosos lagos como el de Powell donde se rodó la película «El planeta de los simios» e incluso 14 famosas estaciones de deportes de invierno, y es uno de los destinos más bonitos que hay visitar al menos una vez en la vida.
 

6. Japón: espíritu olímpico y secreto de longevidad bajo los trópicos japoneses

Este lujoso y tropical archipiélago, situado en el mar de la China Oriental, desvela un rostro inesperado de Japón. En la isla principal, podrás sumergirte en las cristalinas aguas de sus espléndidas playas de arena-talco y en la fascinante historia de este país donde coexisten una gran diversidad de culturas. Así nos lo recuerdan los vestigios arquitectónicos del reino de Ryukyu o la inquietante ciudad sagrada de Seifa-utaki, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Podrás aventurarte junto a tu familia en el Parque Nacional de Yanbaru para apreciar el ecosistema único de la jungla antes de visitar el Churaumi, el segundo acuario más grande del mundo. Una forma de familiarizarse con determinadas especies, como las tortugas marinas o los peces Napoleón, antes de volver a verlas practicando submarinismo frente al cabo Maeda o la playa John-Man, al sur de la isla.

¿Sabías que...? Okinawa alberga una «zona azul», una región del mundo donde la longevidad de los habitantes es muy superior a la de la media. 86 años para las mujeres y 78 años para los hombres. Puede que una estancia en esta isla le permita descubrir su secreto...
 

7. México: gastronomadismo y herencia cultural mexicana en Oaxaca

La capital de este Estado de México, coronada en 2020 como «Mejor ciudad del mundo» por la revista Travel + Leisure, merece formar parte de tu lista de deseos. La ciudad de Oaxaca, que cuenta con una vasta herencia arquitectónica, testigo de la civilización precolombina y la colonización hispánica, se descubre sin necesidad de fijar un rumbo predeterminado.

En su centro histórico, catalogado por la UNESCO, recorrerás sus calles empedradas con sus famosas fachadas multicolores mientras disfruta del folclore local: tiendas de artesanía, galerías de artistas contemporáneos, desfiles musicales que actúan a la menor ocasión, puestos de comida callejera... uno de los mejores del planeta. Puedes alejarte un poco de la ciudad para visitar el sitio arqueológico zapoteca de Monte Albán, que forma parte del Patrimonio Mundial. Luego, maravíllate frente a las cascadas petrificadas de Hierve el Agua, un fenómeno geológico espectacular y único que no deja indiferente a nadie. En el camino de regreso, podrás disfrutarde los mercados de frutas, verduras y especias que le recuerdan que está en el corazón de la región más gastronómica del país y la reina del mole, la famosa salsa hecha a base de cacao y chile, y del embriagador Mezcal.

¿Cuándo es la mejor época para ir? Durante casi todo el año, ya que la región se beneficia de un suave clima mediterráneo. Es preferible evitar los meses de junio a septiembre que son los más lluviosos. El mejor momento son las fiestas de Todos los Santos y de fin de año, porque las celebraciones son memorables.
 

8. Finlandia: cazador de auroras boreales y magia en Laponia

Podrás decirles a tus hijos que van a volar al país de Papá Noel y puedes estar seguro de que se portarán bien hasta el día de la salida. Y si les propones a tus amigos que te acompañen a observar los fenómenos naturales más espectaculares del planeta, te lo agradecerán toda la vida. Laponia es una región mágica, la más al norte de Finlandia, que hace realidad los sueños de pequeños y grandes y puede visitarse en cualquier estación.
En invierno, experimente la magia de las fiestas de fin de año visitando el pueblo de Rovaniemi, dedicado al bonachón hombre de rojo, disfrute de una estancia deportiva practicando buceo bajo el hielo, escalada en el hielo o incluso un viaje en motonieve por vastas extensiones inmaculadas. Para recargar pilas , reserva una estancia en el Ice hotel de Sirkka/Levi, un establecimiento efímero porque está construido de hielo y recubierto de nieve.

En primavera y verano, las temperaturas más elevadas te permitirán vivir la experiencia única del sol de medianoche que le ofrece esta zona del círculo polar ártico. Sin olvidar el espectáculo de la aurora boreal que también podrás admirar en estas templadas estaciones... desde un iglú traslúcido para los amantes de los alojamientos insólitos.

Nuestro truco: para saber cuándo llegará la aurora boreal, visita la página web del Instituto Meteorológico Nacional de Finlandia.
 

9. Italia: dolce vita y vulcanismo en las olvidadas islas Eolias

En el mar Tirreno, frente a la costa de Palermo, en Sicilia, se encuentra un archipiélago de islas volcánicas que pertenecen al club de la UNESCO. Cada una con un rostro diferente y un interés que merece una escapada. Las islas Eolias, muy accesibles en ferry, son el destino ideal para todos aquellos que sueñan con la autenticidad, la calma y la dulzura de la vida italiana.
En Vulcano, podrás relajarte en una de las playas cuya arena negra contrasta con la transparencia del agua antes de tomar un cómodo descanso en un asombroso (¡y muy fragante!) baño de barro sulfuroso muy beneficioso para la salud.
Un salto en barco le permite atracar en Lipari, la mayor de las islas, donde podrás permanecer más tiempo. Disfruta de recorridos culturales y arqueológicos, de la dolce vita en Vespa para buscar la cala ideal y aislada, de un paseo por el casco antiguo con sus pintorescas callejuelas y sabrosas trattorias... En el puerto de Marina Corta, podrás sentarte a degustar los aperitivos o antipasti elaborados con mariscos recién capturados por los pescadores.
Antes de comenzar una aventura, podrás detenerte en Salina donde descubrirás los vinos locales y donde se rodó la película El cartero (y Pablo Neruda), que repasa el exilio del poeta chileno Pablo Neruda.
Finalmente, en Stromboli, podrás emprender junto a un guía la ascensión de su famoso volcán aún activo. Observarás de cerca sus chorros de lava y sus proyecciones de magma y gases que pueden alcanzar hasta 200 metros de altura.

Consejos de trotamundos: para los baños de barro en Vulcano, recuerda llevar un traje de baño al que no le tenga mucho cariño, el olor a huevos podridos es muy persistente. Anímate a hacer una excursión nocturna a Stromboli para disfrutar de un espectáculo aún más impresionante.
 

10. Escocia: recorrer el país del monstruo del lago Ness y Harry Potter en tren

¿Tienes ganas de explorar tranquilamente la misteriosa Escocia, pero tienes miedo de conducir por la izquierda? La solución ideal es el tren. Con una excelente red ferroviaria, esta tierra de leyendas viaja sobre raíles...
Quienes cuenten con un presupuesto más elevado optarán por el famoso Belmond Royal Scotsman. Un verdadero palacio rodante, que te hará recorrer durante varios días los suntuosos paisajes de las Tierras Altas de Escocia y la ruta de los castillos (¡muy probablemente embrujados!). Podrás hacer un alto en la isla de Bute, en Arisaig y en Morar para aventurarte en las playas salvajes de arena blanca protegidas por majestuosas montañas o visitar alguna destilería de whisky.
Muchas otras opciones, más asequibles, te permiten multiplicar los viajes a lugares imprescindibles. De julio a noviembre, circula The Jacobite, un tren a vapor que toma la West Highland Line, elegida «la línea ferroviaria más bonita del mundo». Después de un viaje de 84 millas (aproximadamente 135 km) desde Fort William, donde salen los autobuses hacia el lago Ness, llegará a Mallaig, desde donde podrá llegar a la bonita isla de Skye. ¿Punto culminante del trayecto? El paso del famoso viaducto de Glenfinnan, ¡el mismo por el que pasa el Expreso de Hogwarts que lleva a Harry Potter a su escuela de magia!
Y para los amantes del turismo urbano, nada mejor que un viaje en uno de los frecuentes trenes rápidos (unos 40 minutos) que conectan Edimburgo, la capital política e histórica, con Glasgow, la capital económica y cultural de este país que vio nacer a William Wallace, conocido como Braveheart.

¿Cuándo visitar Escocia? En primavera, ya que la naturaleza rebela sus más bonitos colores y la nieve de las cumbres permanece visible, y en verano para aprovechar las altas temperaturas y el sol que se pone muy tarde.
 

11. Rumanía: salude rápidamente a Drácula antes de explorar los tesoros rumanos

Podrá coger un vuelo que llegue al aeropuerto internacional de Sibiu, donde podrásalquilar un vehículo para crear tu propia ruta de viaje. Sin duda, te enamorarás de esta ciudad, ubicada en el corazón de Transilvania, con vista a los Cárpatos, un santuario ecológico popular entre los excursionistas. La ciudad, como un museo a cielo abierto, presenta su historia marcada por las influencias sajonas y austrohúngaras y da la bienvenida cada año al Festival internacional del espectáculo en vivo.
Luego, podrás llegar en coche al castillo medieval de Bran, el famoso hogar del sanguinario príncipe Vladislav III, en el que se inspirará Bram Stoker para dar vida al personaje del conde Drácula.

No olvides visitar Bucarest, la sorprendente capital en la que conviven distintos estilos arquitectónicos sin por ello hacerse sombra y que fue nombrada a principios del siglo XX, «el París de los Balcanes».
Después de disfrutar de su cultura, vuelta al coche para llegar a la costa, bordear el mar Negro y disfrutar de uno de los numerosos centros turísticos que lo componen, como Mamaia, conocido por su vida nocturna y su infinidad de actividades para toda la familia o la playa salvaje de Corbu, conocida por ser una de las playas más bonitas del mundo.

12. Estonia: ecoturismo en Soomaa donde Estonia compone sus 5 estaciones

Empieza por Pärnu, un pueblo costero medieval donde el tiempo pasa a su ritmo: tranquilamente para los amantes de los tratamientos termales y más animado para los que prefieren las actividades que ofrece su bonita playa a orillas del mar Báltico.
A unos treinta kilómetros de aquí, encontrarás el Parque Nacional Soomaa, donde podrásdisfrutar de la naturaleza en su estado puro. Esta «tierra de pantanos», donde conviven densos bosques y turberas y donde se entrelazan numerosos ríos, se extiende a lo largo de más de 370 km² y alberga una fauna digna de un libro de cuentos: lobos, osos pardos, linces... Para explorar esta amplia paleta salvaje y observar sus especies animales, puedes elegir entre la canoa, el senderismo, las raquetas de nieve o el «kick sledding» (una especie de patinete de nieve local) cuando el hielo invernal permite disfrutar de los placeres del deslizamiento. Felices estarán los amantes del camping, que podrán disfrutar de numerosas infraestructuras puestas a su disposición por el parque para instalar su tienda o alojarse en una cabaña.

¿Sabías que...? En Soomaa existe una quinta estación que corresponde a la de las inundaciones y que tiene lugar a finales del invierno, cuando se derrite la nieve. Este periodo de crecidas te permite circular en kayak por la ciudad y descubrir lugares normalmente inaccesibles.
 

13. Portugal: cuando arte y glamur flirtean con la naturaleza salvaje de Melides

En la costa del Alentejo, a unos cien kilómetros al sur de Lisboa, se oculta un lugar donde un turismo discreto puede disfrutar de su naturaleza preservada. Lejos de Comporta, el destino popular para las celebridades, se encuentra entre una laguna, franjas de arena y la inmensidad del océano, el pueblo de Melides.
Este encantador pueblo de pescadores, que data del siglo XV, con casas encaladas con cenefas azules, parece haber detenido el reloj de arena para que sus visitantes puedan disfrutar plenamente de la calma y autenticidad que allí reinan.
Los viajeros informados vienen a dejar sus maletas para dedicarse a diferentes placeres: clases de equitación y paseos a caballo por las dunas doradas, surf, paddle, parapente, baños en las transparentes aguas de Praia da Vigia, una de las últimas playas totalmente vírgenes de la zona, observación de la flora y fauna de la laguna...
Los aficionados a la enología podrán dejarse tentar por una degustación de vinos de esta famosa región vinícola mientras que otros podrán saciar su sed de cultura en una visita guiada (con reserva previa) o, por qué no, una estancia en Melides Art, un lugar de residencia totalmente dedicado a la creatividad en todas sus formas e inmerso en el corazón de una vegetación sublimada.

14. Bélgica: conocer el origen de una palabra durante una estancia dedicada al bienestar en las Árdenas

Según un estudio realizado por la agencia de viajes Kuoni, que recopiló datos de Google de los destinos más buscados por nacionalidad, resulta que muchos europeos sueñan con ir a Bélgica. Rumbo entonces a Wallonia, donde se encuentra la encantadora ciudad de Spa en un valle de la bonita región de las Ardenas. Es en esta pequeña e histórica ciudad termal, repleta de edificios con carácter, donde tiene su origen la famosa palabra que designa los establecimientos de tratamientos y relajación a base de hidroterapia.
Desde principios del siglo XVIII, las grandes figuras de este mundo acudían allí para disfrutar de los beneficios de sus manantiales minerales ferruginosos naturalmente gaseosos, ya apreciados por los romanos. Pero también para embriagarse con los placeres del juego en su sublime Casino, el más antiguo del mundo.
Ha llegado su turno de copiar al zar Pedro I o incluso a Casanova, famosos adeptos de la zona, declinando en las termas la locución latina Sanitas per aquam (salud a través del agua) antes de probar suerte jugando al blackjack.
También podrás conocer este entorno natural explorando una de las rutas de senderismo. Podrás detenerte a orillas del lago Warfaaz para pescar gobios o tencas o llegar hasta la reserva natural estatal de Fagnes de Malchamps que protege firmemente su biodiversidad. No tienes que hacer nada más. Simplemente, disfrutar de una tranquilidad rápidamente adictiva...

Como curiosidad: Spa es una de las 11 ciudades representativas del termalismo europeo que se unieron en 2020 para aspirar a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
 

15. Francia: viaje entre campos de lavanda y viñedos en la región de Drôme Provençale

Es un secreto bien guardado que los conocedores se transmiten entre sí. A los pies del Mont-Ventoux nace lo que llamamos «l’autre Provence» (la otra Provenza), un pequeño rincón del paraíso Made in France del que los pintores han extraído los pigmentos naturales para componer la paleta ideal.
El color lavanda de los campos que se extienden hasta donde alcanza la vista para difundir mejor su aroma relajante, una gama de verdes que recuerdan a los parajes de las gargantas, los viñedos o incluso los olivos, el rubio trigo, el amarillo girasol de las flores del sol, el gris rosáceo de la piedra seca o el azul del cielo que las nubes parecen haber olvidado… ¡Bienvenidos a la región de Drôme Provençale!
Aquí, practicamos el «slow tourisme» para apreciar mejor el esplendor de los paisajes modelados por la Madre Naturaleza, luego trascendidos por la mano del hombre y degustar un arte de vivir hecho de placeres sensoriales. En Montbrun-les-Bains o La Garde-Adhémar, dos de los muchos pueblos encaramados en la cima tan típicos de la región, pasee por los callejones medievales para encontrar joyas del arte románico o una galería artesanal.
En verano, cuando el calor apriete, ponte el bañador y acude a una de las cuencas esmeralda de las gargantas del río Roanne o del Escharis a las que llegarás tras atravesar bosques de pinos.

Placeres epicúreos: desde el nougat de Montélimar hasta los vinos del valle del Ródano, pasando por el aceite de oliva, la miel, la tila o incluso la trufa negra celebrada en ferias y mercados de invierno, tendrás todo lo que necesitas para llenar tu cesta de productos locales.
 

Y además... Bretaña: tratamiento con yodo y experiencias bretonas en l’île-aux-Moines

A veces, solo se necesitan 5 minutos para tener la sensación de estar en otro país. Este es precisamente el tiempo que tarda la travesía en barco para llegar a la île-aux-Moines, la famosa «perla del golfo de Morbihan» que, según algunos, parece un atolón de las Cícladas.

Es cierto que en esta tierra en forma de cruz latina y donde nunca se encuentra a más de 450 metros del mar, reina un microclima suave con un importante soleamiento de 2000 horas al año. Así lo demuestran las mimosas, las palmeras, las higueras o incluso los limoneros y naranjos que allí crecen, difundiendo sus hechizantes aromas.
Puedes cruzarte con algunos coches (los de los isleños), pero la bicicleta es indiscutiblemente la pequeña reina de este Edén bretón. En bicicleta o a pie, podrás atravesar los senderos para apreciar los dólmenes, menhires y otros monumentos megalíticos que supervisan las antiguas capillas y casas de pescadores, algunas de las cuales han sido transformadas en casas de vacaciones. Cruzarás bosques con nombres sentimentales, como Amor, Suspiros y Desazón (Amour, Soupirs y Regrets) y escalarás colinas pobladas de brezos para acercarte a una de las 350 especies de plantas enumeradas en este jardín marítimo y maravillarte ante estas maravillosas vistas.
Luego, podrás dedicarte a los placeres costeros en la Grande Plage bordeada por encantadoras cabañas de madera de colores o en la playa Le Goret, menos frecuentada y famosa por sus aguas más cálidas.
Para vivir una experiencia en Bretaña completa, no olvides visitar a un ostricultor para degustar las ostras criadas en la isla.